ENGLOBE: Los retos de nuestra generación
En las últimas décadas un sinfín de cosas se ha visto en crecendo conforme y pasa el tiempo, cambio climático, sobrepoblación, corrupción y hasta extremismo político y religioso. Todos ellos han sido polémicos desde que en lo personal tengo consciencia de ser, y las teorías oscilan entre lo absurdo y lo probable sin tan siquiera mediar.
Las tensiones políticas en el panorama internacional, de la mano con lo dictaminado por las fuerzas económicas y monetarias de mayor envergadura, han hecho que temas de vasta trascendencia como lo es la misma premisa post-bélica de la autodeterminación de los pueblos, se vean rezagados al control militar de potencias de ultramar y la capitalización de tales bienes nacionales por parte de empresas extranjeras, y el malestar social que acaba por tomar las armas resulta ser nada más que el reducto del ´sinsentido tercermundista de radicales religiosos´, aunque cierto es además que por parte y parte se hace fácil encontrar perros rabiosos con sesos y descerebrados a merced de órdenes y con sed de bajezas; sin ser errado todo cuanto los medios exponen, nunca harán expreso el hecho causal o la raíz del problema más que hasta el punto en que les sea permitido, al fin y al cabo una empresa o un estado son proclives a sucumbir judicial o económicamente, sea justa o injustamente, las cortes hoy no se distinguen por ser eficientes o justas.
Entre mito y verdad se oculta como infraestructura del constructo humano el efecto secundario de nuestra existencia, el cambio climático. Los hay defensores así como detractores y teóricos de la conspiración adeptos al tema, pero lo cierto es que los efectos meteorológicos y geomagnéticos en la actualidad reflejan hechos sin precedente alguno dentro de los registros ad hoc. Hablamos de terremotos, el derretimiento de los polos, de la industria manufacturera, contaminante y agrícola que soporta nuestra existencia en su amplio bagaje de interpretaciones, hablamos de erupciones solares, asteroides, terraformaciones y exploración espacial, así como de extinciones masivas de especies que prácticamente han acompañado a la nuestra desde los albores de la civilización, plantas que por siglos también han sido parte del ecosistema humano y condiciones atmosféricas y cósmicas que han propiciado el desarrollo de nuestra especie, así como nuestra evolución técnica y tecnológica.
Somos una especie que de a poco se acerca a los 8 mil millones de habitantes, cuando hace una década no eramos más de 6 mil millones, y eso cuesta, cuesta comida, para alimentarnos y alimentar a nuestra comida cárnica, cuesta libertades, recortes de derechos que perfectamente se explica en la paradoja del cuarto de baño, y no como lo plantea la ´lucha contra el terrorismo´ el cual parece permisivo con los atentados de falsa bandera para forzar a la población a dejar su libertad en nombre de la seguridad marcial.
El problema poblacional ya venía predicándose desde los tiempos del Titanic, más la solución siempre se enclaustraba en el punto del exterminio o del control eugenésico de la población, siendo obvio pensar que quienes saldrían librados de tan cruenta medida serían las clases adineradas y uno que otro científico y pensador ganapán, pues qué sentido tiene matar a los pobres sin ´rescatar lo mejorcito´, además la excusa de tal escogencia a la larga se escudaría en el coste de puesta en marcha de tan ´necesarios´ e inmorales programas. De nada sirve salvar a la raza humana si no se rescata su moral, pues aunque necesario es pensar en dichas medidas poblacionales, no seríamos mejores que el bueno que mata al malo, al final solo vive el asesino y su prole.
Como tema final debemos regresar a la superestructura del mundo, a la civilización y sus ´corotos´, en donde las tensiones políticas son solo asunto de potencias de maza grande, después de todo así permanece el orden mundial casi que símil a como se repartió el poder tras la segunda guerra mundial, y quien diga lo contrario ´está loco, está bobo o intenta venderte algo´. Latinoamérica al igual que otros bloques o países en vía de desarrollo se han visto truncados por malas decisiones de sus gobiernos, corrupción, golpes de estado o populismo, siendo el caso más vehemente el de la antaño próspera República de Venezuela, hoy la nación más endeudada e inflada del planeta en donde los defensores del oficialismo parecen ser los seguidores de una secta vudú-evangélica o algo por así por el estilo. Otros ejemplos de corrupción, peculado o populismo son casos como México, Brasil, Argentina y Colombia, países con un crecimiento económico de buen potencial y a la vez derruidos por la guerra, la droga, el tráfico de intereses, caudillos políticos y malas administraciones, además que si por populi voluntati una Guatemala se alza contra el gobierno, el resto del mundo le mira con hipócrita indignación y le clasifica de golpe de estado blando. Parece todo como una mega-obra orquestada por ´poderes fácticos´ con la única intención de destrozar las nacientes economías y ´devolverlas a la teta´ del tío Sam, al menos eso lo parece, pero la realidad es que parecen libretos independientes impulsados por causas similares que desembocan en un patrón sospechosamente ordenado y coadyuvante de intereses que desde luego no son en primera instancia los del bienestar social, el progreso nacional y la integración internacional, todas ellas expresiones complejas con palabras de diccionario y nada fieles a la realidad de un continente que posee más riqueza y potencial del que hoy muestra, potencial humano y natural que a su vez es la misma riqueza de las naciones a la que pertenecen, naciones que no existirán nunca más si no comprenden lo que poseen y lo que deben hacer, y lo que bajo sus pies y sobre sus cabezas ocurre con el sistema al que pertenecemos por naturaleza.
... Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.
-Carl Sagan