lunes, 28 de noviembre de 2016

El espacio, las nuevas aguas internacionales

Mucho se ha especulado durante décadas acerca del humano en el espacio, pero con hilarante retórica se ha ido dejando de lado el tema espacial, rezagándolo a la construcción de telescopios y la especulación de posibles viajes tripulados a la Luna u otro cuerpo del sistema solar, por lo pronto, pues hasta la financiación de los programas espaciales ha estado yendo en debacle, al menos en occidente en los últimos años. Desde que el Sputnik amenazó en 1957 el honor de los Estados Unidos en plenos albores de la guerra fría, las Naciones Unidas han emitido a posteriori, tratados sobre la administración del espacio ultraterrestre los cuales se podrían resumir en que el espacio solo podrá ser usado para fines pacíficos y exploratorios, por lo que las armas estarían prohibidas y la exploración científica deja innominada la probabilidad de explotación de los recursos naturales o minerales de los distintos cuerpos del sistema solar. Además se habría resuelto en asamblea general que todo cuanto estuviera por fuera de nuestra atmósfera sería considerado patrimonio de la humanidad y por ende sin dueño, calcinando así los sueños de rusos, chinos o americanos por asumir dicho satélite como colonia, o como finca por parte del chileno Jenaro Gajardo quien registró a su favor la misma. Plus a esto, la tan recientemente famosa minería espacial, publicitada por empresas como Deep Space Industries, Planetary Resources u otras,  solo es regulada por el derecho internacional y el derecho espacial como "quien tenga para ir hasta allá y explotar, bien puede hacerlo".


Mucho se especuló desde la era post-soviética hasta la actualidad acerca de programas secretos espaciales como el Proyecto A119 de detonación nuclear en la Luna o el Proyecto Solar-Warden y otra clase de planes símiles que van desde lo más crudo y real hasta lo más salido de onda por parte de conspiranóicos o agentes desinformativos, aunque sí que cabe resaltar el hecho de que tal clase de programas no podrían concretarse en medio de un mundo que compagina la consigna de guerra invasiva con la de un orden global uniforme en medio de una política heterogénea, y ello sin adentrarnos en la posibilidad más que probable de que en menos de 10 años alguna empresa o gobierno logren alcanzar la superficie de otros cuerpos celestes y les conviertan en "mundos recurso" o "mundos colonia" bajo su bandera empresarial o estatal, sin policía, juez o ley que impere más allá de lo que localmente se establezca, al mejor estilo de los cargueros chino, barcos sin ley en aguas internacionales.

Sergio Cáceres Angarita.
Ensayo.

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